Vicios de refracción
Los vicios de refracción son los defectos ópticos por los cuales los pacientes no pueden lograr una buena visión sin corrección (anteojos o lentes de contacto) Estos son tres, miopía, hipermetropía o astigmatismo. Los rangos son amplios. La más frecuente es la forma miópica.
Los errores de refracción como la miopía, la hipermetropía, la presbicia, y el astigmatismo son problemas muy comunes de los ojos. La mayoría de las personas tienen uno o más de ellos, y generalmente son fácilmente corregidos con anteojos o lentes de contacto.
La miopía, la hipermetropía y el astigmatismo son causados por diferencias en la longitud o en la forma de la córnea o del ojo. La presbicia (vista cansada o mala visión cercana), en cambio, se produce cuando el cristalino, a causa de la edad, pierde capacidad de enfocar los objetos que hay cerca suyo.
Todas estas condiciones se denominan "errores refractivos" porque los ojos afectados no pueden enfocar correctamente los objetos sobre la retina.
Los síntomas principales de los errores refractivos son la visión borrosa, picazón, sensación de tensión en los ojos y, ocasionalmente, dolor de cabeza, estos últimos provocados por un sobresfuerzo continuado. Estos síntomas suelen desaparecer al corregir el defecto, ya sea con anteojos, lentes de contacto o por cirugía.
La miopía es la situación en que los ojos pueden "registrar" bien los objetos que están cerca, pero no pueden enfocarlos con claridad de lejos.
Leer mucho, iluminaciones deficientes, factores nutricionales o utilizar lentes de contacto no causan la miopía ni influyen sobre su evolución.
Las miopías de más de 6 dioptrías se consideran "altas" y necesitan controles periódicos de la retina, ya que pueden aparecer afecciones como el desprendimiento de retina con más frecuencia que en un ojo normal.
En la hipermetropía, el ojo es habitualmente más corto de lo normal (al contrario que en la miopía). Esto hace que los objetos que están cerca no puedan ser enfocados sobre la retina, sino por detrás. También puede ser causada por córneas demasiado planas o por cristalinos muy delgados, pero esto, al igual que en la miopía, es mucho menos frecuente.
Todos los niños al nacer tienden a ser hipermétropes en mayor o menor grado. Cuando el ojo va creciendo y se hace más largo, la hipermetropía desciende o desaparece.
Son frecuentes los dolores de cabeza, los ojos rojos y la falta de interés por la lectura. Es imprescindible corregir en los niños las hipermetropías al igual que cualquier otro defecto refractivo, que sea capaz de provocar disminución en la visión.
Para una visión normal y no distorsionada, la córnea ha de ser homogénea y con una curvatura parecida en todas las direcciones. Las personas con astigmatismo tienen una córnea más curvada en una dirección que en otra. El astigmatismo provoca, en general, visión borrosa o distorsionada para los objetos situados a una cierta distancia.
En general los astigmatismos son leves y no siempre requieren corrección. Otras veces, el astigmatismo corneal puede ser consecuencia de una cirugía anterior (cirugía de cataratas o trasplante de córnea).
La presbicia es la situación en que los ojos presentan una pérdida en la habilidad para enfocar que ocurre al envejecer. La mayoría de las personas tienen entre 40 y 50 años cuando se dan cuenta por primera vez que están perdiendo su habilidad para ver los objetos o leer lo que está cerca de sus ojos.
Tienen que sostener el periódico a más distancia de sus ojos para poder verlo claramente. Al mismo tiempo, su habilidad para enfocar los objetos distantes se mantiene normal.
Anteojos y lentes de contacto
Los anteojos (de cerca, de lejos, bifocales, progresivos, con filtros solares) no suelen suponer ningún problema para las personas con defectos de refracciones leves o que no necesitan utilizarlos permanentemente.
Las lentes de contacto pueden ser duras, rígidas permeables al gas y blandas. Las lentes duras actualmente se utilizan muy poco. Las lentes rígidas permeables al gas son, en general, las menos perjudiciales para el ojo, ya que son las más permeables al oxígeno. Pueden corregir astigmatismos mejor que las blandas. Las lentes blandas, más confortables que las anteriores, pueden presentar ocasionalmente intolerancias después de un tiempo variable de utilización.
Las lentes de contacto no solamente son útiles desde el punto de vista estético, sino porque permiten una mejor calidad visual que los anteojos, permitiendo además una visión lateral tan buena como la frontal.
Muchas personas con defectos de refracción no desean tener que depender de los anteojos para realizar cualquier actividad o las lentes de contacto no suponen una solución para todos ellos. Circunstancias especiales (bomberos, policía, etc.) así como la actividad individual, deportiva o la intolerancia física o psíquica a las lentes de contacto, hacen pensar en una intervención quirúrgica.
No todos los problemas refractivos y no todas las personas pueden ser candidatos a este tipo de cirugía.
El médico oftalmólogo, luego de un minucioso examen del paciente, será el que finalmente decida si la cirugía es aconsejable y cuál será el tipo de intervención.
La cirugía refractiva corneal se realiza bajo anestesia tópica (solo con gotas), no requiere internación, ya que se realiza de forma ambulatoria. El ojo se ocluye con parche durante 24 hs, o protector ocular plástico y luego se colocan gotas de antibióticos durante 15 días.
Esta cirugía tiene una duración aproximada de 3 a 5 minutos, siendo absolutamente indolora.
El procedimiento que utilizamos actualmente, es la queratomileusis in situ asistida con láser o LASIK.
El objetivo es moldear la superficie corneal anterior de manera que corrija el defecto refractivo del ojo tratado, tal y como lo haría una lente de contacto (por ej. si tratamos un ojo miope, nuestro objetivo es aplanar la zona central en función del número de dioptrías a corregir).